martes, 10 de marzo de 2015

CEMENTERIO DE VAMPIROS IV


Evidentemente, el desarrollo del pensamiento humano y de las costumbres de enterramientos en lugares colectivos fue evolucionando del mismo modo que se desarrollaban también las creencias que acompañaban el culto de la muerte.

Es así como de incluir con el difunto restos óseos o coronas de flores, en tiempos primitivos, hemos pasado a observar en cualquier cementerio sublimes trabajos de arte funerario que incluyen iconografías y símbolos que exponen expresamente la índole de quien allí se encuentra reposando.

El pensamiento humano como fructífero sendero, desde tiempos muy remotos se ha cubierto, y ha tratado de justificar lo no cognoscible con pruebas científicas que aseveren los fenómenos extra-humanos que no armonizan con la realidad aparente.



Sobre este punto, se ha indagado frecuentemente en los recónditos escondrijos de la antigüedad, y quizás, abusando de las ciencias antropológicas e históricas, se han evidenciado "fenómenos anormales", y se ha logrado que el entendimiento los admita y los incluya en su cotidiano devenir.

Es aquí cuando las creencias se convierten en un soporte indiscutible. Por ejemplo, se puede creer en fantasmas, porque ciertamente, los seres humanos hemos "visto, oído y registrado" estas apariciones, y nada mejor que un testigo presencial cuando urgen pruebas.



Sin duda la elaboración de las creencias alberga un anhelo intrínseco de credulidad que excede toda prueba que pueda (o no) afirmar la existencia real del fenómeno que las inspira. Este es el caso de las muchas testificadas apariciones de vampiros.

Puede existir la prueba fehaciente de que un territorio fue, otrora, infestado por vampiros, pueden encontrarse símbolos que avalen su presencia y testimonios de personas que aseguren haberse contactado con ellos; no importa.

Lo que sí es seguro es que, aunque todos estos vestigios y pruebas no existan, e inclusive, sean extremadamente dificultosos de rastrear, la creencia popular en vampiros, cuando fue inscrita en un lugar, difícilmente pueda ser olvidada en el futuro. Así es como hallamos tres "extraños" casos en Europa.

Dos cementerios sumamente famosos en el mudo entero poseen tumbas y mausoleos monumentales con simbología que revela presencia vampírica: el cementerio de Père Lachaise, en Francia y el cementerio Highgate en Inglaterra.

Otro lugar donde se han descubierto vestigios de vampiros es en Europa Central, precisamente en la República Checa, donde recientemente (1997) fue revelado por un arqueólogo un cementerio de vampiros.

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